viernes, 12 de marzo de 2010

Las Mujeres y el poder

Por primera vez en nuestro país gobierna la nación en la primera magistratura una Mujer, luego de ser elegida directamente por el pueblo en elecciones libres.
Hubo quienes profetizaron que otra sería la primer presidenta mujer en nuestro país, quizas por eso hoy es su más asérrima detractora.
Cuando ambas eran legisladoras siempre lo hicieron por partidos opuestos, y así fue creciendo en la menos agraciada, y no me refiero principalemte al aspectofísico, ni a la inteligencia, ni al exito en las finanzas y relaciones personales (la una más inteligenta, flaca, bonita, con una hermosa relación matrimonial, diputada o senadora de una provincia lejana y con poca desigualdad social, etc., la otra gorda, mal teñida, separada, intelectualmente inescrutable, irascible, denunciadora profesional, apretadora mediatica, que comenzó como diputada por una provincia pobre con terribles desigualdades sociales y gobernada por su partido centenario por décadas en las que nada cambiaba, y sobre la cual no recuerdo que haya presentado un proyecto o una iniciativa que ayude en algo a sus pobres votantes, a los cuales deslumbrada por las cámaras y restauranes de la gran ciudad abandonó para nunca más volver, y los cambió por los votantes capitalinos que le reconocieron un cómodo tecer lugar en las últimas elecciones legislativas).
Retomando, los clasicos definen la envidia como la tristeza por el bien ajeno, el ascenso político de algunas mujeres a otras les produce eso envidia y tratan de destruirlas, ejerciedo una misoginia extrema.
Algo de esto es lo que pasó hoy. Ayer dos Cruces, salieron del redil inquisidor de la oposición, y no soportando la injusticia que se hacía con otra mujer y casualmente presidenta también, no de la Nación, sino de su Banco Central (la billetera de la Nación en manos de una mujer por primera vez), estas dos valientes Senadoras le pusieron un límite al revanchismo barato y a la tropelía de hombres cobardes e impresentables y salieron a bancar el pliego de Marcó del Pont.
Mi homenaje en estas líneas a la Senadora Roxana Latorre, y María José Bongiorno.
por el contrario como reaccionó el rencor, la envidia, acusando de voto prostituido a ambas valientes senadoras, "algún favor (pago)han recibido", bomitó la dogor, no entiende de gestos de grandeza, de dignidad, de justicia, de conveniencia para los intereses superiores de la Nación, ni siquiera de lealtad de género, pobre mina...

No hay comentarios: